Lo mejor es que una persona tenga tres pasatiempos: el primero son los pasatiempos deportivos, como escalar, caminar y hacer ejercicio, porque el ejercicio es lo único que valdrá la pena, y el ejercicio también puede aumentar la vitalidad y la vitalidad. El segundo son los pasatiempos artesanales, como la pintura, Lego y la cocina, que pueden mejorar su concentración y permitirle dedicar su atención a una cosa y lograr el efecto de la meditación haciendo lo que le gusta. El tercero son los pasatiempos espirituales, como leer, escribir diarios y escuchar música, que pueden enriquecer el mundo espiritual de uno.