A partir de 2016, la burocracia federal se convirtió en un arma contra Donald Trump como NINGUNA FIGURA EN LA HISTORIA, y James Comey fue, en última instancia, uno de los principales antagonistas que abusó de su poder para engañar al pueblo estadounidense. Ahora ha sido acusado por un gran jurado no partidista, y esta rendición de cuentas debería haberse hecho hace mucho tiempo.