En lugar de quedarte atrapado en esas relaciones interpersonales caóticas, es mejor enfocar tu energía en expandir nuevos ingresos. Una vez que tengas cientos de ingresos, no te importará quién te mire de reojo o hable a tus espaldas. No te sumerjas cada día en la autocompasión y el monólogo interno, y mucho menos caigas en la "narrativa del débil". Este tipo de pensamiento no solo te deprime, sino que también puede afectar tu fortuna. Incluso si en tu interior realmente sientes que no puedes, no lo digas, y mucho menos refuerces esa percepción negativa. No eres un débil, sino alguien que puede volverse más fuerte constantemente. Esto no es arrogancia, sino un tipo de "optimismo ciego". Si transmites el optimismo a tus acciones, aunque sea paso a paso y lentamente, serás más fuerte que tu yo del pasado. Debes aprender a detener la narrativa del débil, no menospreciar a los demás ni a ti mismo. Muchas personas tienden a ser "expertos en retroceder": ante cualquier situación, siempre dan un paso atrás, eligiendo la opción más mala y más segura. Como resultado, obtienen el peor trabajo y el camino que más lamentan. Así, entran en un ciclo continuo de elegir, arrepentirse, no estar de acuerdo, volver a elegir y volver a arrepentirse. Hasta que, a los treinta y tantos años, se dan cuenta de que han sido ellos mismos quienes se han ido eliminando poco a poco. Por lo tanto, lo que realmente hay que hacer es detener la narrativa del débil y concentrar tu energía en mejorar a ti mismo y crear nuevos ingresos. Así, tu vida se volverá cada vez más fluida.