En asuntos domésticos, al igual que en los asuntos exteriores, las piedades religiosas cívicas tanto de liberales como de neoconservadores son bragas endebles sobre el gran trooncock de los motivos mercenarios del dinero. Por las mismas razones, no tengo mucho respeto por los brasileños que dejan ese lugar para vivir en, por ejemplo, Boston, que es tan diferente...